Siete estaciones de un calvario
Datos de publicación (revista completa):
Publicación: Revista Albores Caipell
Año de publicación: 2021
Número | volumen: 2 | 1
Link de visualización: https://www.calameo.com/books/006684502e6f19c523227
Cita: Zosa-Cano, A. (2021). Siete estaciones de un calvario. Revista Albores Caipell, 1(2), 76. https://www.calameo.com/books/006684502e6f19c523227
Alexander Zosa-Cano
Uno
En piedras se registra el dolor de los siglos de la hembra.
El verano de las horas a cocido los ojos y las carnes se deshacen de los huesos.
Las añejadas piedras son testigos del mensaje encriptado: «cuando me veas llora».
Anuncian —con grilletes en la garganta— el advenimiento, el fin de todo:
«quedará ni una piedra, no quedará ni un río que lleve al río, no quedará llanto que
proclame, no quedará nada» ¿Nada? Solo tu voz sin vos.
Dos
Ayer se desplomó el último de los árboles. Se echó al fuego el sueño.
Murió desgarrado. La nueva estación sobre la cantera floreció.
La ofrenda en el altar del sacrificio es consumida por el fuego.
Grito derramado —seco, reseco— última voz en libertad.
Tres
Y allí quedaron los huesos y pellejos, pellizcos y reojos. Lo poco que quedó de ellos.
El agua —que lava todo, hasta el dolor— fue como el llanto hirviente del martirio.
¿Acaso no valías nada? No sirvieron de nada las señales aquella mañana.
Y las piedras incrustadas en la frente. La voz desde los huesos son el testimonio.
Funesto, pero testimonio del martirio. Los chasquidos estrujados de los huesos gritan:
«Llévate mi voz, mis suspiros, mis lágrimas, mis amarguras hasta lo último de la tierra».
Cuatro
No quise convertirme en la Puta Santa. El Estado, entonces, me convirtió en
minutos en Puta Mártir. ¡Hijos de la Gran Puta los llamarán! Yo seré su madre y ellos serán mishijos.
Leer entre líneas no fue mi virtud, con ellos aprendí a leer a punta de pedradas.
Quinto
La voz y el llanto amasado por las piedras.
El llanto amasado por vos en las piedras.
La voz amordazada por todos y en todos los tiempos: los de tu abuela, tu madre e hija.
En todos los tiempos y en todas las formas: Ciclos por siclos.
Sexto
Mi hija no será lapidada, gritó. No será entregada en manos de sus enemigos.
No será vendida por un estatus social. No será. No, será — dijo la multitud.
No será el óleo La Lapidation de saint Étienne, barroco y doloroso de Rembrandt, ni
llevada como adultera —atormentada y digna— que Cristo defendió y el Buen Giovanni
Francesco Barbieri capturó en santo óleo de Magdalena penitente.
Séptimo
¿No es mejor perdonar que castigar? Mi hija verá a sus hijos. Soñará en ellos y con ellos.
Con sus manos construirá de la muerte una lápida: «Aquí yace un lienzo de un sueño en
libertad». Señores: Ninguno — a la hora de la hora de su muerte amén — le condenó.
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