Escritos sin importancia de mí y un marinero
Datos de publicación (revista completa):
Publicación: Revista Albores Caipell
Año de publicación: 2021
Número | volumen: 2 | 1
Link de visualización: https://www.calameo.com/books/006684502e6f19c523227
Cita: Ñañez, W. (2021). Escritos sin importancia de mí y un marinero. Revista Albores Caipell, 1(2), 74. https://www.calameo.com/books/006684502e6f19c523227
William J. Ñañez
De los trece fui el catorce
y no te puedo decir más.
El Biru y el viento,
hicieron de mí un jamás.
De ti un olvido quise hacer
y nauseabundo el océano,
tuve que recorrer.
Se hace música en mí,
la noche que camino,
tu recuerdo divino:
azul tu cabello,
como el mar que no he visto,
las aguas más bellas,
galeón perdido.
Y que no ha de volver,
si embarcarte quisieras:
en las Antillas, filibustera.
Tu corazón, es fuego y San Telmo,
de los santos el marinero.
En las tempestades clamor,
por la luz de este obrero.
Si escribo tu noche,
la luna rompe el espejo sagrado,
he de verme pobre humano,
siervo del universo y no de ti, soberano.
Días y noches, semanas y meses,
infinitos continentes,
que escribo y no pienso,
los hombres perecen.
Nunca serán años,
tu cuerpo manto blanco,
manos frías sigue adorando.
En esa bahía encallamos,
contentos quizá,
última vez el mar, arrullarnos.
La isla del Gallo,
de los cien castellanos,
trece y yo,
nos quedamos con Pizarro.
Porque habría de dejarle,
si siempre fui
quien se aferra a lo que no vale.
Cinco meses duramos,
en los cabellos de Gorgona,
hambrientos, y por indios feroces,
emboscados.
Yo no quise rescatarme,
ni fieras bestias, ni crueldades,
habían hecho de mí olvidarte.
Por las costas rumbo adentro,
¡Santo cristo, llevarme a los cielos!
Las cordilleras, como escaleras,
llevarme a un volcán,
parecido a una galera.
Si en mi camino
no pudiera usar los pies,
le diría al viento y al mar
que muy viejo me veo ya;
mis padecimientos ya no son verte,
mucho menos esta edad,
sino conocer, una última parte,
de la infinidad.
Me aparto de tu pecho,
con la fuerza de un grito,
en lo más alto soroche,
santuario inca del norte,
puerta del sol, infinito.
De las cumbres nazco,
en su manto blanco.
Recoge el hombre, de la montaña el llanto.
Si soy el último, recordarme a mí,
Chimborazo.
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Reflexión literaria
La literatura tiene una virtud que pocos pueden encontrar, en el entramado de vicios que la radicalizan y la apartan de su esencia humana. Si la literatura no permite retransmitirse en manos simples que se encantan de obras magnificas, el ejercicio razonable del lector debe ser humanizar las que parecen inalcanzables para la comprensión popular.

Acerca del autor
William J. Ñañez. Nació en San Juan de Pasto, Colombia. Estudiante de Ciencias Sociales, por la Universidad de Nariño. Lector empedernido, desde pequeño, por consejo de madre y la enseñanza paterna. Su juventud transcurre aún en los libros y la historia. Más que una búsqueda de la verdad, los párrafos y los pasajes son sensaciones del tiempo.